Plantillas infladas
En un ciclo que parece no terminar nunca se anuncian frecuentes remedios que dinamizarán nuestra economía. Esta vez se le llama “terminar con las plantillas infladas”, aunque desde la óptica de quienes quedarán sin puesto de trabajo se resume en una palabra: “desempleo”. Largos reportajes muestran en la tele que el problema de la ineficiencia está dado por el exceso de personal en oficinas, fábricas y hasta hospitales. Cada jornada […] Leia mais
Da Redação
Publicado em 20 de abril de 2010 às 00h00.
Última atualização em 24 de fevereiro de 2017 às 12h03.
En un ciclo que parece no terminar nunca se anuncian frecuentes remedios que dinamizarán nuestra economía. Esta vez se le llama “terminar con las plantillas infladas”, aunque desde la óptica de quienes quedarán sin puesto de trabajo se resume en una palabra: “desempleo”. Largos reportajes muestran en la tele que el problema de la ineficiencia está dado por el exceso de personal en oficinas, fábricas y hasta hospitales. Cada jornada de trabajo debe tener contenido para evitar el ocio, nos dicen en los medios, como si tan elemental fórmula hubiera sido descubierta hace un par de semanas.
Algunos economistas advierten que enviar a casa a todos los que sobran en sus funciones dispararía la cifra de parados a más de un 25%. Uno de cada cuatro trabajadores podría ser cesanteado en aras de sanear las abultadas nóminas, pues el país no tiene liquidez para seguir pagando brazos inactivos. Tan alto número de desocupados implicaría un aumento del descontento social, cientos de miles de personas lanzadas a realizar ocupaciones ilegales y el fin del truco de crear subempleos como forma de adulterar las estadísticas de ocupación. Indago sobre qué ocurrirá en esas dependencias oficiales plagadas de burócratas o qué pasará con el engordado listado de quienes laboran para la Seguridad del Estado. ¿Tendrán ellos también una reducción de plantilla? Visto el número creciente de los policías vestidos de civil que deambulan por las calles, creo que se debería comenzar con ellos para eliminar tantos excesos. Por una razón de imagen a los que queden fuera no se les llamará desempleados, sino con alguna sutileza –como las ya usadas en otros momentos– al estilo de excedentes o interruptos.
A pocos días de celebrarse el primero de mayo, muchos cubanos están bajo el riesgo de perder su plaza laboral. Sin embargo, estoy segura de que no veremos en el desfile de la Plaza un solo cartel mostrando la inconformidad o la crítica ante la reducción de personal. El propio presidente de la CTC dijo que la cita de los trabajadores será para reafirmar su apoyo al proceso y para criticar la llamada campaña mediática contra Cuba. La única agrupación sindical legalizada del país demuestra así su condición de polea transmisora de orientaciones desde el poder hacia los obreros, pero no lleva demandas en la otra dirección. Los veremos pasar frente a la tribuna, a punto de perder el trabajo, pero portando una tela de repudio a la Unión Europea o a Estados Unidos. Ninguno podrá hacer de ese día un momento de verdadero reclamo, una cita para exigir al gran patrón llamado Estado que no lo dejen en la calle.
(Publicado em “Generación Y”)
En un ciclo que parece no terminar nunca se anuncian frecuentes remedios que dinamizarán nuestra economía. Esta vez se le llama “terminar con las plantillas infladas”, aunque desde la óptica de quienes quedarán sin puesto de trabajo se resume en una palabra: “desempleo”. Largos reportajes muestran en la tele que el problema de la ineficiencia está dado por el exceso de personal en oficinas, fábricas y hasta hospitales. Cada jornada de trabajo debe tener contenido para evitar el ocio, nos dicen en los medios, como si tan elemental fórmula hubiera sido descubierta hace un par de semanas.
Algunos economistas advierten que enviar a casa a todos los que sobran en sus funciones dispararía la cifra de parados a más de un 25%. Uno de cada cuatro trabajadores podría ser cesanteado en aras de sanear las abultadas nóminas, pues el país no tiene liquidez para seguir pagando brazos inactivos. Tan alto número de desocupados implicaría un aumento del descontento social, cientos de miles de personas lanzadas a realizar ocupaciones ilegales y el fin del truco de crear subempleos como forma de adulterar las estadísticas de ocupación. Indago sobre qué ocurrirá en esas dependencias oficiales plagadas de burócratas o qué pasará con el engordado listado de quienes laboran para la Seguridad del Estado. ¿Tendrán ellos también una reducción de plantilla? Visto el número creciente de los policías vestidos de civil que deambulan por las calles, creo que se debería comenzar con ellos para eliminar tantos excesos. Por una razón de imagen a los que queden fuera no se les llamará desempleados, sino con alguna sutileza –como las ya usadas en otros momentos– al estilo de excedentes o interruptos.
A pocos días de celebrarse el primero de mayo, muchos cubanos están bajo el riesgo de perder su plaza laboral. Sin embargo, estoy segura de que no veremos en el desfile de la Plaza un solo cartel mostrando la inconformidad o la crítica ante la reducción de personal. El propio presidente de la CTC dijo que la cita de los trabajadores será para reafirmar su apoyo al proceso y para criticar la llamada campaña mediática contra Cuba. La única agrupación sindical legalizada del país demuestra así su condición de polea transmisora de orientaciones desde el poder hacia los obreros, pero no lleva demandas en la otra dirección. Los veremos pasar frente a la tribuna, a punto de perder el trabajo, pero portando una tela de repudio a la Unión Europea o a Estados Unidos. Ninguno podrá hacer de ese día un momento de verdadero reclamo, una cita para exigir al gran patrón llamado Estado que no lo dejen en la calle.
(Publicado em “Generación Y”)